lunes, 6 de julio de 2009

Un primer análisis provincial

El único derrotado es Kirchner:
¿Traición a la bonaerense?

El resultado de la reciente elección en nuestra provincia deja mucha tela para cortar; para diputados nacionales De Narváez de ganó a Kirchner por menos de tres puntos mientras que para legisladores provinciales, una boleta que va muy pegada a las municipales, el Frente Justicialista para la Victoria le ganó a Unión Pro por casi cien mil votos.
Tomadas las ocho secciones electorales en las que se divide la provincia, a nivel de diputados nacionales Unión Pro ganó en siete y el FJV en el restante, la tercera del sur del conurbano. Mientras que vistas desde el espacio provincial, la Unión Pro ganó en tres, el Acuerdo Cívico y Social en otras tres, y el FJV en las otras dos.
Esa diferencia entre una y otra, de alrededor de 250.000 votos muestra un apoyo a los intendentes y un rechazo a la candidatura de Néstor Kirchner.
En una elección tan pareja que se la puede considerar un empate entre Unión Pro y el Justicialismo, el único perjudicado fue Kirchner, y el único beneficiado De Narváez. Puede interpretarse como que los intendentes no fueron escuchados, o bien se percibe un olorcito a traición.
Es por eso que la candidatura del ex presidente perdió en distritos claves del conurbano, donde antes había ganado, como Tres de Febrero, San Martín, Ituzaingó, San Fernando, Campana y Pilar.
En cuanto a los que mejor cumplieron con el “Pingüino” fueron, primero José C. Paz con Mario Ishi, Escobar con Sandro Guzmán, y Tigre con el matrimonio Massa.
Pero en todos lados hubo más votos para la boleta local que para la nacional, es por eso que algunos “barones” del conurbano ganaron en sus distritos aunque Kirchner perdió.
Sea como sea y se deba a lo que se deba, lo concreto es que desde el 2007, y a partir del conflicto por las retenciones, hubo un corrimiento del electorado bonaerense hacia la derecha.
De Narváez fue visto por los electores opositores como quien más posibilidades tenía de derrotar al kirchnerismo, pero no se puede tomar como un voto programático, porque también sumó una parte del voto del progresismo no peronista que buscaba bajarle los humos al patagónico, y no hay que descartar un voto machista contra la presidenta en especial.
Una parte de la realidad es que el voto a Unión Pro no significa la pretensión popular de volver atrás con las medidas que significaron una mejor situación para las capas populares, como la reindustrialización, las jubilaciones, la obra pública y los derechos humanos.
La derrota no fue una goleada con baile, se asemeja a un partido perdido en el descuento y con un gol con la mano. Por más que para las estadísticas de la AFA los tres puntos quedan para De Narváez, no fue una derrota mortal para el matrimonio presidencial; no hay que darlos por muertos, aunque obviamente se complica lo que el kirchnerismo llama “la profundización del modelo”.
Muy bien parado a la vista del gobierno nacional quedó Sandro Guzmán, ya que Kirchner ganó claramente en Escobar, aunque De Narváez salió favorecido por las colectoras distritales.
La consecuencia principal para el futuro del Justicialismo, y el kirchnerismo dentro de él, es que para el 2011 habrá internas sí o sí, pero sólo una victoria aplastante de Kirchner hubiera obviado este trámite que hace a la transparencia y a la calidad institucional, porque todos, unos y otros se llenan la boca hablando de institucionalidad y manejan a sus partidos antidemocráticamente.
No hay que apresurarse a dar por muerto al modelo K, porque en general las elecciones de medio término salen en contra de los gobiernos de turno, así le pasó a Alfonsín y a Menem.
Adonde se dirijan las iniciativas del gobierno nacional dependerán de los acuerdos que se empiecen a tejer para frenar las presiones de las clases dominantes para recuperar su caída tasa de ganancia volviendo para atrás en algunas conquistas populares, fundamentalmente el tema retenciones, plata que se usa para obra pública y créditos a Pymes, y la tan temida devaluación exigida ahora más que nunca por las patronales agrarias e industriales, que significará de producirse una gran transferencia de dinero de las mayorías sumergidas a las minorías privilegiadas.