lunes, 26 de enero de 2009

OPINION

Lo mejor de Argentina
Por Gustavo E. del Pino *
gusdelpino@hotmail.com

Lo dice la teoría y lo ratifica la experiencia: el potencial del trabajo humano es el mejor capital que presenta la sociedad argentina. No obstante, la forma oculta en que se nos presenta no se advierte en la superficie, pues la relación inmediata en el terreno de la producción permanece opacada bajo la mediatez del Estado, que amortigua las desigualdades reales de las fuerzas sociales antagónicas que se enfrentan en la sociedad. El principio rector de "igualdad formal ante la ley" encubre las contradicciones de clase.
La capacidad creativa de la sociedad se demostró en la crisis del 2001, que ante el cierre masivo de fábricas y desmantelamiento nacional -estatal y privado-, los ex-trabajadores y hasta entonces desocupados, se dieron a la dificil y ardua tarea de poner en funcionamiento empresas que el capital había abandonado. En efecto, la dinámica fábricas recuperadas muestra lo mejor de nuestra sociedad, de su carácter organizativo y sobre todo, las vías para la superación de la crisis económico-social. Tal es así que las respuestas ante la desocupación no vinieron desde el Estado, ni del gobierno, ni de los partidos políticos, ni de los sindicatos, ni de la iglesia ni de las Fuerzas Armadas. Fue la experiencia y tradición real de los ex-empleados auto-organizados, lo que logró construir otra lógica diferente, en la medida que el punto central se ubica en la reducción de los costos, y fundamentalmente que no la paguen los empleados vía despidos o cierre definitivo de la empresa. En todo caso, la nueva lógica está determinada por la eliminación de las ganancias empresariales y sustituida por formas cooperativas de trabajo. En la actualidad, bajo esta modalidad de producción funcionan 150 empresas en todo el país y dan empleo a 13 mil personas, con un sueldo promedio de tres mil pesos por mes. Esta identidad surge de las raíces más profundas de la sociedad argentina. Esta Argentina desde adentro y desde abajo en raras ocasiones sale en los medios -lo cual agradezco profundamente a El Mensajero por darme la oportunidad de compartir con ustedes- o cuando se la presenta se lo hace con el sesgo ideológico de víctima de una realidad que "vaya a saber Dios quién la causó". O en el peor de los casos como sectores sociales marginales -y hasta con un discurso de tinte racista- de semillero de pibes chorros y faloperos. Insisto, la exclusión social surge de una realidad concreta y real que el sistema construye y los gobiernos reproducen.
A modo de síntesis, sostengo que las experiencias de la empresa textil Brukman, ceramista Zanon, Hotel Bauen, Gráfica Patricios, Maderera Córdoba y fiambres Torgelone entre muchas otras, marcan una tendencia y alternativa como vía para superar la terrible desocupación que ya está instalada en Argentina, y que todo parece indicar que se profundizará a lo largo de todo el año 2009.
Este fenómeno de fábricas reabiertas basado en el trabajo socializado a través de cooperativas, tiene por delante el dificil camino de desbordar las discusiones y prácticas democráticas y asamblearias alojadas en el interior del ámbito productivo, y para esto es fundamental y necesario que la sociedad en toda su dimensión recupere, defienda y profundice estas experiencias autogestivas. Es una mirada diferente del poder entendido como capacidad de un hacer socializado, y no como dominación y sometimiento de unos sobre otros. El futuro de una sociedad autocreativa, autodesarrollada y autorganizada es lo que se encuentra en juego.

* Licenciado en Sociología, egresado de la UBA; Maestro en Estudios Latinoamericanos con título de la Universidad Nacional Autónoma de México.