Esperando en la vereda de la avenida Rivadavia se encontraban los que habían ido de Escobar en micros dispuestos por la Municipalidad y por el PJ, a quienes los guardias tenían la orden del diputado Jorge Landau de dejar entrar. Militantes de la "Gloriosa Juventud" cuyos dirigentes se reconocen como "seguidores de Sandro (Guzmán) desde siempre, nunca de Patti", aunque varios de sus integrantes reconocían ser de San Fernando.
Jesús Angioi, ahora furibundo antipattista, quizá ya no recuerde cuando proclamó con loas la candidatura a gobernador por el justicialismo del ex policía, allá por el año 1997, en un acto político que se hizo en los Jubilados Ferroviarios.
Una vez ingresados a los palcos, el temor de los empleados de seguridad del Palacio Legislativo era que no se produjeran peleas como cuando se impidió la jura de Patti, pero esta vez los a favor eran muchísimos menos. De hecho, los concejales y funcionarios municipales en aquella ocasión fueron a defenderlo y ahora están del otro lado del mostrador.
Los únicos concejales y figuras políticas presentes en los balcones fueron Luis Carranza, Javier Pérez, Luis Moro y María Rosa Pereyra. No estuvieron ni Sandro Guzmán, ni Walter Blanco ni Elio Miranda, aunque tampoco los hoy concejales del bloque PJ que habían prometido llegarse hasta el majestuoso edificio.
Viejos familiares y amigos que aseguran que fue el ex intendente quien victimizó a sus parientes y compañeros se conocieron y abrazaron ese día. El hermano y amigos de José Goncalvez lo hizo con Orlando Ubiedo, Hugo Jaime, "Tony" Tomanelli y Juan Pablo Vergara, hermano del primer desaparecido escobarense, el periodista Ricardo Giménez.
El "Negro" Luis Gerez, junto a Mirta Praino, seguía atentamente el discurso de Graciela Caamaño, que frase a frase demolía las aspiraciones de Patti de salvarse de ir a juicio amparándose en sus fueros.
En el segundo piso, Juana, la hija del diputado Muñiz Barreto, secuestrado en Escobar por Patti y luego torturado y asesinado por fuerzas del Ejército, no se movía de su incómodo lugar al lado del abogado patrocinante Pablo Llonto, que aseguraba a El Mensajero que si le quitaban los fueros Patti debería volver a Marcos Paz casi caminando solo, porque la prisión preventiva le fue suspendida provisoriamente y no revocada, a pesar de la recusación al juez Suárez Araujo presentada por la defensa.
Posteriormente, ingresaron a los palcos los militantes de Libres del Sur, entre los que se encontraban varios jóvenes de los barrios escobarenses, junto a su referente Miguel Vale, que aplaudieron a rabiar, y no fueron los únicos, el discurso de la diputada Victoria Donda, hija de desaparecidos, pero que -otra curiosidad- también es familiar de represores, ya que fue su tío, torturador de la ESMA, quien la apropió luego de matar a su hermano y a su madre.
Adriana Tomaz, diputada del Paufe, confusamente argumentó una estéril defensa de su líder.
Ubiedo estaba sentado al lado de la ex concejal y actualmente congresal nacional del PJ María Rosa Pereyra. Cuando el cronista les consultaba sobre cómo se sentían ahora que por fin estaban todos juntos, empezaban con las críticas a los demás sectores justicialistas, dos de los cuales, el de Guzmán y el de Landau, harán un acto de firma de su acuerdo el próximo martes, cuando caiga la tarde sobre el Centro de Jubilados Ferroviarios.
Sesión maratónica. Al irse, cada uno contento pero con la duda, ¿será la definitiva?
Mayoría amplia
Con 216 legisladores presentes y 41 ausencias, tras unas ocho horas de debate y cuando ya restaban cinco minutos para la una de la madrugada, Diputados aprobó el jueves el desafuero de Luis Patti por 196 votos contra 9, con 11 abstenciones. Para que la medida sea válida se debía contar con una mayoría compuesta por los dos tercios de los escaños ocupados, para lo cual hubieran sido suficientes 144 sufragios. En mayo de 2006, con una conformación distinta a la actual en un 50%, la Cámara había impedido asumir al ex comisario por 164 votos contra 62.
