domingo, 27 de abril de 2008

LIDJI ANUNCIO EL CIERRE DE LA ALGODONERA


"En Escobar no hay ley"


La Algodonera de Escobar, la fábrica textil más antigua de la ciudad, despidió a sus últimos veinte empleados y anunció que la decisión de cerrar la planta de la calle Italia ya está tomada. "Hay un accionar corrupto que no nos deja hacer negocios", explicó Mario Lidji.
El hijo del dueño de la fábrica, que quedó a cargo de administrarla por una grave enfermedad de su padre, señaló que "seguir adelante se hizo muy difícil después del vaciamiento y la defraudación rampante que llevaron a cabo el abogado Hugo Vasen y su sobrino Gastón Hermida, encargado de la venta durante el último año", quienes componían "el círculo más cercano" del octogenario Alberto Lidji.
En un comunicado de prensa donde repasó las tratativas realizadas desde enero para poder reactivar la empresa, Lidji hijo afirmó que "todos estos esfuerzos llegaron a un abrupto fin el jueves 13 de marzo", cuando el fiscal Facundo Flores impidió que se vendieran máquinas textiles con el fin de reunir fondos para saldar deudas ante la aparición de "un textilero con un pasado turbio al que se conoce como ‘el Armenio’, de apellido Bagdassarian, que decía ser el dueño de Lidji S.A, cosa que es ridícula porque los únicos dueños han sido mis abuelos y mis padres desde hace más de sesenta años", aseveró.
"Todo esto rebalsó el vaso al espantar a los inversores serios que querían involucrarse, ya que veían que en Escobar no hay ley y cualquiera puede entrar a una empresa, decir que es suya y quedarse con sus bienes", agregó, para apuntar a renglón seguido que Vasen y Hermida "encabezan una especie de mafia criminal que les da órdenes a fiscales, policías e incluso a un juez retirado sobre qué hacer y cómo hacerlo".
"Hay un accionar corrupto que no nos deja hacer más negocios aquí", sostuvo Mario Lidji, quien consideró "irrevocable" la decisión de cerrar la fábrica. Por eso fueron despedidos los veinte empleados que quedaban, a quienes se les ofreció una indemnización del 50% que todavía no definieron si aceptarán. Mientras tanto, mantienen ocupada la planta para proteger sus bienes patrimoniales.
"Nuestras deudas son enormes y la prioridad es pagarle a los operarios y después a los otros acreedores de una manera justa y honesta. Pero a este judío argentino no le roban, ni lo aprietan ni lo extorsionan en nada", enfatizó el hombre que administra en su ocaso a la textilera más antigua de la ciudad.