martes, 27 de mayo de 2008

CLAUSURARON EL CULTIVO DE CHAMPIÑONES

Aire puro en la barranca

Tras un derrotero judicial que se extendió durante cinco años, la Dirección de Inspección General del Municipio pudo clausurar finalmente el molesto cultivo de champiñones que funcionaba en El Cazador, cuyos gases provenientes desde la margen derecha de la ruta 25 hacían casi irrespirable el aire incluso a varios kilómetros de la barranca.
Según precisaron a este medio fuentes oficiales, la medida se aplicó con carácter preventivo sobre el sector de compostaje, donde se disponían a la intemperie todo tipo de residuos orgánicos en estado de descomposición que eran luego utilizados como abono de la tierra en la que se plantaban los hongos. Si bien trascendió que el área había sido parcialmente reformada para mitigar la generación de pútridos efluvios en las zonas aledañas al cultivo, las adecuaciones resultaron, cuanto menos, insuficientes.
Hasta el mes pasado, la Municipalidad de Escobar y Champiñones Argentinos llevaban un litigio judicial de cinco años, ya que la empresa interponía recursos de amparo ante cada acción impulsada por los órganos de control locales, según recordó en diálogo con este medio la directora de Procuración Judicial de la Comuna, Graciela Ruiz. Sin embargo, en diciembre de 2003 y en marzo de 2004, los juzgados de primera y segunda instancia le negaron la razón a la firma que preside Edgardo Ñamandú, como así también lo hizo en agosto de 2006 la Corte Suprema de la provincia.
Luego de que el máximo tribunal bonaerense avalara las actuaciones iniciadas por el entonces director de Medio Ambiente de Escobar, Jorge Almonacid, el Juzgado de Faltas Nº 1 que maneja el abogado Ariel Orentlijerman intimó a la empresa a desinstalar el cuestionado sector de compostaje. Pero al día siguiente de esta resolución, Champiñones presentó un recurso de revocatoria ante el Juzgado Correccional Nº 1 de Zárate-Campana, casualmente el mismo que tiene la causa contra el basural de la Isla. Pasado un año y medio, el juez Javier Romañuk se expidió en la misma dirección que sus antecesores. Y obligó a la empresa a acatar lo oportunamente dispuesto por Orentlijerman.
De esta forma se llegó a la clausura, que la Dirección de Inspección concretó el pasado viernes 16 por instrucción del Juzgado de Faltas Nº 1. Ahora, la empresa tiene treinta días corridos para dejar sin más efecto el campo de compostaje. Para algunos, este podría ser el fin de la champiñonera, ya que el traslado y la localización de una sección así no se realiza con facilidad. Por algo, deducen, la empresa se resistió a hacerlo durante tanto tiempo. Otros, en cambio, más escépticos, piensan que esto es solo otro capítulo de una larga historia cuyo fin creen lejano. Como sea, los vecinos de El Cazador y sus barrios periféricos, al menos por ahora, respiran aliviados.