lunes, 12 de mayo de 2008

¿QUIEN ES PABLO LLONTO?

El que mandó preso a Patti
Contra lo que puede pensar algún distraído, quien logró después de treinta años que el ex policía de la Bonaerense sea llevado a juicio no es un kirchnerista sino un profundo crítico de la gestión K. Pablo Llonto nació en 1960 en San Martín, por lo que casi obligatoriamente es hincha de Chacarita; es abogado, pero sus comienzos laborales fueron en el periodismo, donde tiene una brillante y dilatada carrera.
Sus primeros pasos los dio en un periódico de Trujillo, Perú, a los 15 años; a los 18 entró a Clarín como cronista deportivo, de donde escaló hasta llegar a la sección política. Pero este progreso laboral no fue un producto de su sentido de la ubicuidad frente a la patronal; por el contrario, fue un delegado gremial muy combativo, al punto que fue despedido sin causa en 1991. Y después de negársele la entrada a la redacción, igual ganó una elección sindical.
De su paso por el diario más "Noble" de la Argentina, sacó datos para publicar un libro invalorable para cualquier periodista, donde retrató a Doña Ernestina. A fines de la dictadura se incorporó a las filas del Socialismo Revolucionario, militando largos años en la corriente orientada por Nahuel Moreno, de la que se apartó a la muerte de este, cuando el por entonces llamado MAS entró en una profunda crisis de disgregación.
Fue abogado colaborador en el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), hoy conducido por el kirchnerista Horacio Verbitsky, y también participó del grupo de apoyo a las Madres de Plaza de Mayo, del sector de la hoy también K Hebe de Bonafini. De los dos lados se fue, y de hecho está prohibido mencionar su nombre en la AM 530, la radio de las Madres -"La primera de la izquierda"-, en este caso por plantear fraternalmente que la conducción de Hebe es un poco personalista y autocrática.
Después de ser despedido de Clarín participó en múltiples experimentos periodísticos, exitosos y de los otros, aquí y en el mundo, hasta convertirse en un cronista con peso propio en toda nuestra América. Fue convocado por la familia del diputado Diego Muñiz Barreto, por cuyo secuestro se procesa a Luis Patti, que termina más que por ninguna otra cosa por este hecho preso en Marcos Paz, para llevar adelante la querella, por la que no cobra un peso ya que la asume como una tarea militante. Con la ayuda de otros de sus compañeros de organizaciones de Derechos Humanos enfrentó a un hombre poderoso, impune, protegido por grandes fuerzas de las sombras dictatoriales y también de esta democracia, y logró lo que no había podido nadie: que se empiece a hacer justicia. Y no tuvo miedo.
No tiene razón Patti cuando dice que es un perseguido político, que el juez cede a las presiones del gobierno. Su detención es producto de un trabajo judicial, de investigación artesanal, que logró dilucidar muchos hechos que estaban en una nebulosa, además de lograr que familiares de las víctimas, como Juan Pablo Vergara, hermano del periodista escobarense desaparecido Ricardo Giménez, o propias víctimas, como Federico Wenner, declararan ante el juez por primera vez. Sólo un militante de aquellos que ahora ya no hay, en esta política ganada por la posmodernidad, podía lograr estos resultados.
Es que en su vida profesional le tocó enfrentar y tratar de develar los secretos de alguien infinitamente más poderoso que el ex intendente de Escobar. En su libro "La Noble Ernestina" se mete nada menos que con la dueña del poder tras del poder. Nunca un libro fue tan importante y tan ninguneado por la prensa del sistema, aún la de los enemigos comerciales del pulpo del muñequito trompetista. En dicho libro cuenta entretelones que muestran el carácter tenebroso del monopolio multimedia que ahora decidió enloquecer al gobierno, y denuncia que la viuda de Roberto Noble adoptó ilegalmente a dos hijos de desaparecidos. Incluso avanzó hasta anunciar que Marcela Noble es en realidad Matilde Lanuscou. Por causa de esto la señora fue detenida temporalmente, hasta que el ejército de abogados que le cuida los intereses logró no sólo sacarla libre sino hacer echar al juez Marquevich de la Justicia y demorar tres años en la Corte Suprema cualquier definición, quizás esperando que los más de 80 años que tiene la mujer con una de las fortunas más espeluznantes del mundo tengan un final que tienda un manto de olvido sobre el oscuro hecho.
Llonto es también abogado de la familia Lanuscou. Otro libro que puede considerarse un manual de periodismo, y que le impide entrar a los vestuarios como lo hacía en sus épocas de cronista deportivo a las órdenes de Horacio Pagani y Juan De Biase, es "La vergüenza de todos", una crónica exhaustiva de los avatares que ocurrieron durante el Mundial ‘78, un trabajo donde inspecciona y desmenuza la participación de grandes sectores sociales de nuestro país en una verdadera inmundicia político-deportiva.
Actualmente colabora con medios extranjeros prestigiosos y en nuestro país es integrante del proyecto Metaprensa, que busca resquicios por entre el control monopólico de los medios para contar algo de lo que pasa, haciendo suya la frase de Rodolfo Walsh: "Hacer periodismo es contar lo que el poder no quiere que se sepa". Además, se pueden leer sus sabrosas notas en el portal Hipercrítico, de Luis Majul.
Por último, tuvo cuatro hijos con la también periodista, militante gremial y política socialista revolucionaria Ana Ale, que murió tiempo atrás víctima de cáncer, dando origen a uno de los más estremecedores textos literarios que se pueden encontrar en Internet. Allí, Llonto reniega de los cincuentones conversos y asegura que nuestro idioma es insuficiente para definir el momento en que la muerte no encuentra consuelo y los ojos "no son ojos sino lluvias".