martes, 27 de mayo de 2008

HABLO HECTOR LANGONE, SU EX FUTURO DIRECTOR

"Hay que despolitizar
el hospital de Escobar"


Como sucede cada vez que se avecina un cambio de gestión, el hospital Enrique Erill atraviesa un conflicto interno donde la política partidaria parece haber vuelto a meter la cola. En medio de la polémica que desató su suspendida asunción como nuevo director ejecutivo del establecimiento, el pediatra escobarense Héctor Langone le contó a El Mensajero su versión de una realidad que lo tiene como protagonista principal.
Langone dijo que hace dos meses el Ministerio de Salud provincial le ofreció que se hiciera cargo del Erill, lo cual aceptaría si se acordaban algunas cláusulas. "Mis condiciones eran que me den todo lo necesario, fundamentalmente el recurso humano. El hospital tiene áreas como la guardia con un déficit de personal del 50%. Pedí que me den los nombramientos en cantidad, tiempo y forma. Y también que se sacara al hospital de toda la interna política en la que está metido", señaló el médico a este medio.
La cronología de su relato se detuvo en el lunes 5, cuando el ministro Claudio Zin le comunicó personalmente que aprobaba sus condiciones. Tres días después, Langone se reuniría con el viceministro Alejandro Collia para ultimar los preparativos. Pero ese jueves surgió un obstáculo no previsto: para que pueda asumir, se debería bloquear el título de Langone. O sea, quedaría impedido de ejercer la medicina en cualquier ámbito. Como se opuso, quedó en evaluación la alternativa de echar mano a un recurso administrativo que evitara el bloqueo.
"Ese jueves, teóricamente, me fui de la reunión como el futuro director. Y el viernes iniciamos una especie de transición con la directora. Hasta me llevé las llaves del hospital", reveló casi a modo de anécdota el hasta ahí decidido sucesor de Gabriela Lourtau, quien a su vez pasaría a desempeñarse como directora provincial de Medicina Asistencial. Pero llegó el lunes 12, día en que debía asumir, y su situación administrativa no estaba resuelta.
"Si aceptaba el bloqueo hubiera casi triplicado mi sueldo, pero mi objetivo no era para nada el económico", enfatizó Langone. Finalmente, tras su suspendida asunción se produjo la reacción de la Asociación de Profesionales, que en una asamblea cuestionó su nombramiento y pidió abrir una mesa de consenso para elegir al nuevo conductor del Erill. Así las cosas, todo entró en un estado de parálisis y Lourtau continúa en funciones, aunque no se sabe hasta cuándo.
La actitud del gremio que dirige el bioquímico Alejandro Márquez no cayó para nada bien a Langone, quien consideró que la designación del director de un hospital es atribución exclusiva de un ministro, "ya que debe responder a una política de salud". A su criterio, exigir que sean los profesionales quienes lo elijan parte de "un concepto erróneo de lo que significa público", dado que "los médicos somos empleados del Estado" y "de ninguna manera" les corresponde arrogarse esa facultad.
Asimismo, el profesional exhortó a "sacar al hospital de las internas partidarias, porque la situación en la que está es muy grave". En tal sentido, negó que contara con un padrinazgo político de la ministra provincial de Infraestructura y vecina de Escobar, Cristina Alvarez Rodríguez, como indicaron algunos rumores. "Yo no tengo una militancia política ni pertenezco a ningún partido. Y tampoco conozco a la ministra", aseguró.
Aunque advirtió que "es muy difícil que se despolitice" el Erill, Langone dijo que aceptaría el nombramiento si se da en las condiciones que solicitó. "Si no es así, me quedaré haciendo lo que hago hasta ahora, que es seguir a los chicos de alto riesgo, que es un área muy importante y en la que quiero seguir siendo útil", manifestó.
Entretanto, la Asociación de Profesionales y el Sindicato de la Salud emitieron esta semana un documento conjunto en el que proponen al ministro Zin que la nueva directora ejecutiva sea Fabiana Ruiz, flamante número dos del hospital. Asimismo, los gremios anticiparon su rechazo a la eventual designación de "funcionarios ajenos al establecimiento", porque eso "perjudicaría el normal funcionamiento y la calidad de nuestro trabajo para con la comunidad escobarense".
Mientras que el desenlace de este conflicto se presenta impredecible, entre los nombres que mencionan los corrillos hospitalarios aparecen el obstetra Ricardo Julio y el cirujano Eduardo Güimil, aunque el de este último, desplazado ruidosamente de la conducción del Erill en 2001, suena casi remoto.