lunes, 14 de julio de 2008

EL NUEVO DIRECTOR DEL ERILL HABLO CON EL MENSAJERO


Ramos: "Quiero sentirme
orgulloso de mi hospital"

A seis días de haber asumido, el nuevo director ejecutivo del hospital provincial Enrique Erill recibió el jueves a El Mensajero para dar su diagnóstico sobre el estado del establecimiento y revelar la receta que intentará aplicar para sacarlo de una crisis que año a año se agudiza. El oncólogo Carlos Ramos también habló de su pasado en el pattismo y reconoció su sorpresa por haber sido propuesto desde el Municipio para reemplazar a Gabriela Lourtau en la conducción del principal centro asistencial público del distrito.
- ¿En qué estado encontró el hospital?
- En realidad ya sabía como estaba, porque venía trabajando acá desde diciembre. Está como muchos hospitales del sector público, tanto municipal y provincial como nacional, donde uno continuamente ve por televisión que también hay paros, generalmente de trabajadores que buscan mejoras en el sueldo y en cuanto a lo edilicio y a los insumos. El hospital de Escobar no escapa a eso, es un hospital zonal y tiene que atender a una vasta zona de influencia, viene muchísima gente y no tenemos la cantidad de enfermeros ni de médicos, como tampoco de personal en las otras áreas como laboratorio, rayos y administración, para dar respuesta a la demanda que tenemos. El cuello de botella pasa principalmente por una cuestión de personal.
- Salvando las distancias, ¿el hospital hoy está peor que cuando usted era su director asociado, en el '90 y '91?
- Son dos épocas totalmente diferentes. En esa época era un hospital local, que lo pasamos a una jerarquía mayor cuando abrimos terapia intensiva y lo dotamos de ciertos servicios. Pero esto era una familia, mentalmente sabíamos quiénes estaban en cada sector. Para aquella época el hospital estaba muy bien, en una etapa de crecimiento, había mucho apoyo de la provincia. Eso no se dio en estos últimos años y lo que vamos a buscar, justamente, es que se dé, llamar la atención para lograr el apoyo que este hospital necesita.
- ¿Cree que le va a resultar más difícil ser director del hospital que haber sido secretario de Salud del Municipio durante ocho años?
- Son dos problemáticas diferentes, si bien estamos hablando de una misma cosa, que es la salud pública. Las decisiones que se toman en una secretaría de Salud tienen que ver mucho con lo político local, uno tiene que convencer tanto al intendente, como a los secretarios y concejales para que apoyen determinadas medidas. Esto tiene que ver con una política de salud provincial y principalmente dentro de lo que es una política hospitalaria. Uno tiene que llamarle la atención a personas que no son de Escobar y no tienen esa sensibilidad con el vecino de Escobar porque lo conocen muy poco. Entonces la estrategia a usar es estar cerca de esa gente para ir contándole cuál es realmente la problemática que tenemos. La mayoría de ellos han pasado por cargos directivos en los hospitales y hay que tocarles esa sensibilidad para que al identificarse nos ayuden. Yo no sé si es más difícil o más fácil que ser secretario de Salud, es diferente.
- Está claro que hoy uno de los problemas más graves es la falta de personal y, a su vez, los salarios. Pero también hay una imagen habitual, que incluso se veía el día de su asunción, que es la gente usando las escaleras y el piso de los pasillos como sala de espera. ¿Cuáles son para usted las principales prioridades del momento?
- Sin dudas que eso es real, basta con venir para comprobarlo. El hospital quedó muy chico, no tiene terreno para seguir creciendo. Los pasillos, que deberían ser lugares de tránsito, están ocupados con oficinas y consultorios o son salas de espera o están ocupados con camillas como una sala más de internación, como pasa hoy con pediatría, porque estamos en época de epidemia de enfermedades respiratorias agudas, o en ginecología, con partos. Ese es un problema a resolver rápidamente. Otro problema, como lo dije, es de personal. Y no hablo solamente de médicos. Este es un hospital estrictamente materno infantil, que debe atender todas las cuestiones de salud del segundo nivel, que es aquel que merece cierta complejidad que no la dan los centros de salud municipales, que son de atención primaria. Pero si tengo claro algo, es que esto no se puede resolver de un día para otro. Por decirlo de alguna manera, y para que se entienda, tendremos que ir echando mano a todos los recursos que tenemos en el partido de Escobar y vamos a tener que estar continuamente golpeando puertas en el Ministerio de Salud de la provincia. Y cuando hablo de recursos en Escobar no estoy hablando solamente del recurso municipal. Estoy hablando de recursos privados. Creo que si uno le muestra planificación a sectores pudientes del partido de Escobar, van a estar interesados en volcar recursos a un lugar como el hospital, donde sabemos que ricos y pobres nos juntamos en una situación de emergencia de cualquiera de nuestros seres queridos; es el primer paño de lágrimas que tenemos. Desde el día que asumí estoy recibiendo continuamente llamados y acercamientos de gente que quiere ayudar y ofrecer lo que haga falta, que a veces no es solo dinero.
- Usted está planteando que el sector privado entienda la situación del hospital y lo ayude concretamente...
- Exactamente. Y no sería el primer hospital donde pase una cosa como esta. Hay que tratar de incentivar a todos aquellos que pueden ayudar. Y hay muchas formas de ayudar en pro de que algo funcione.
- ¿Qué rol debería cumplir en todo este esquema la asociación cooperadora?
- Va a cumplir una función muy importante. Es gente que tiene muchas ganas de trabajar, muy bien intencionada, que ya ha tenido muchos logros. Creo que vamos a poder trabajar muy bien. He hablado con algunos integrantes de la cooperadora y los vi muy motivados para que así sea.
- ¿Su llegada al hospital fue tan repentina como pareció o hubo todo un proceso atrás que no se llegó a ver?
- En realidad yo me enteré de la propuesta una semana antes de asumir. El jueves 26 de junio me llamó Walter Blanco desde el Municipio y fui a reunirme con él sin saber de lo que se trataba. Ahí me hizo la propuesta concreta de hacerme cargo del hospital. Yo soy un convencido de que para hacerse cargo de un hospital tiene que haber tres puntos de apoyo importantes: el del Municipio, el del ministerio de la provincia y el de la gente que trabaja en el hospital. De faltar alguno de los tres apoyos no se puede asumir una responsabilidad como esta, porque no se hace equilibrio. Antes de decir que sí conversé con la gente de la provincia, donde el planteo fue poder desarrollar en el hospital una actividad como Escobar merece y la pregunta fue si ellos estaban concientes de que esto es así. Recién al recibir una afirmación completa y la aceptación de la gente que trabaja en el hospital dije que sí.
-¿Le sorprendió tanto como a todos que se lo haya propuesto desde el Municipio?
- No puedo negarlo, porque si bien venía teniendo algunas charlas con Walter Blanco, siempre hablamos de políticas de salud y, aparte, yo venía de trabajar con otro grupo de trabajo. Sí, me sorprendió.
- ¿Es suya la frase "Nadie que acompañe hoy a Sandro Guzmán tiene interés de volver al Paufe", como salió en un comunicado de prensa municipal?
- No, no es tan así la frase. Agradezco la pregunta tan directa porque no lo dije en ningún lado pero me permite hablar del tema. Yo soy una persona que jamás va a renegar de aquellos que me han dado oportunidades. Estoy agradecido a todos los que me la dieron en mi vida, desde que empecé a estudiar, a trabajar y cada uno de los pasos que fui dando y que me permitieron ser la persona que soy. En el Paufe tuve mis problemas, que fueron hasta públicamente conocidos: cuando vi que me habían puesto un techo que para mí era bajo pude hablar hasta con el presidente del partido y decirle frente a frente lo que yo opinaba y por qué me iba. Y lo hice mucho antes de que empezara la campaña de 2007. Pero a pesar de que me fui, al Paufe le sigo estando agradecido. Punto y aparte.De ahora en más, como lo hice desde ese momento, yo puedo sentarme a tomar un café con cualquiera del Paufe, desde Luis Patti o Luis Patti hijo, porque hemos trabajado juntos y nunca nos faltamos el respeto, ni aún cuando me fui. Pero yo me fui del Paufe para no volver. Y no lo digo ahora que estoy en el hospital porque tuve el apoyo del partido oficialista, lo dije desde el principio. Ahora, lo que va a hacer cada uno de los del Paufe o de los que están en el PJ, es muy de ellos. De hecho, nos llevamos sorpresas todos los días con gente que parece estar totalmente comprometida en un lugar y de buenas a primeras está en otro.
- Volviendo un poco al tema anterior, ¿le puede llegar a aportar algo Fleni al hospital, a partir de la buena relación que usted ha edificado con la fundación?
- Estoy convencidísimo de que sí. Cuando hay interacción entre los sectores público y privado, y esto está escrito, se dan buenos resultados. Y, de hecho, acá lo podemos demostrar: en su momento Fleni aportó mucho al sector público de salud y hemos podido desarrollar muchas actividades porque Fleni está en Escobar. Ellos han estado el día de mi asunción y sin dudas que nos vamos a sentar a hablar para seguir teniendo una buena relación y buenos proyectos. Pero hay que hacer bien los deberes, porque nadie regala nada.
- Según como se las analice, sus palabras pueden sonar optimistas, mientras que para mucha gente tal vez el hospital pareciera no tener remedio. ¿Realmente considera posible lograr que el Erill sea uno de los mejores de los setenta y siete hospitales provinciales? ¿Hasta dónde se puede soñar?
- Puedo parecer optimista, pero en la cabeza también tengo mucho miedo por la responsabilidad que acabo de asumir. El hospital está pasando realmente una situación crítica, con todas las letras, está en crisis. Y no le estoy echando la culpa a los que se fueron, porque la crisis viene por otro lado. Y es verdad que si uno mira hacia adelante no ve una luz que permita soñar y decir "allá sale el sol". Pero si asumí este cargo no es para quedarme sentado a esperar que las cosas lleguen y transitar una frustración personal. Es porque realmente creo que, valiéndonos de lo que hay en el partido de Escobar, vamos a poder mejorar el hospital. Vuelvo a repetir: estoy convencido de que no van a haber cambios en lo inmediato. Primero, porque la administración provincial es muy lenta, todo se hace por expediente y pasa por muchas oficinas. Acá es más fácil perder que ganar. Pero en la vida aprendí que hay que ponerle el pecho a las cosas. Tengo ganas de que me vaya bien y como médico de Escobar quiero sentirme orgulloso de mi hospital. En eso soy optimista y la pregunta que me hago es, ¿por qué en Escobar no se va a poder? Si se pueden tantas cosas, si gente de tanto dinero nos ha elegido para venir a vivir, hacer barrios privados o, por ejemplo, poner un Temaikèn. ¿Por qué no vamos a poder tener un hospital como la gente de Escobar se merece? Si depende de la gente de Escobar, habrá que incentivar a todo el mundo, que sepan que las puertas de la dirección del hospital están abiertas para ayudar y traer ideas. Si no puedo lograrlo, me iré, pero sabiendo que al menos lo intenté.

Ciro D. Yacuzzi